Nos lo dice el médico, nuestros familiares, los vecinos e incluso aparece en las etiquetas de los alimentos: mantén unos hábitos de vida saludables. Pero ¿qué o cuáles son esos hábitos? y lo más importante ¿cómo incorporarlos a nuestro día a día?
Veamos primero qué significa hábito. Según la Real Academia Española es el «modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas». Es decir, es la costumbre o práctica adquirida por frecuencia de repetición de un acto. A medida que repitas una acción, esta se convertirá en hábito y la realizaras de forma inconciente casi sin darte cuenta.
Seguro que alguna vez al entrar en casa te has preguntado si habías cerrado el coche después de aparcar. El cerrar el coche es un gesto que de tanto repetirlo se ha automatizado y ya ni te das cuenta de si lo has realizado o no. Eso es un hábito.
Vamos a pensar en los que están encaminados a llevar una vida saludable. Para tener una vida saludable es recomendable que prestemos atención a estas tres areas:
Todo esto está relacionado entre sí de manera que una buena alimentación nos puede ayudar a realizar mejor cualquier actividad física o practicar algún tipo de actividad física como por ejemplo apuntarse a pilates puede ampliar nuestro círculo de amigos.
Y la pregunta del millón ¿cómo creamos esos hábitos y los hacemos perdudar en el tiempo? No nos engañemos, no es fácil. No existe la dieta milagrosa ni el aparato que nos marca las abdominales tumbados en el sofá.
Pero la buena noticia es que se puede conseguir y además disfrutar en el camino. Necesitamos perseverancia y paciencia. Perseverancia porque los hábitos no se crean de la noche a la mañana, algunos especialistas hablan de que necesitamos 21 días para incorporar un nuevo hábito a nuestra rutina aunque hay otros que hablan de incluso 90. Y paciencia porque no podemos pretender cambiar todo de golpe, somos animales de costumbres y querer hacerlo todo a la vez puede estresarnos más y abandonar los nuevos propósitos, por lo que es mejor implantar las nuevas conductas poco a poco.
En cuanto a lo de disfrutar en el camino me refiero a esa sensación tan agradable de ver cómo eres capaz de hacer lo que te has propuesto. Imagínate que has decidido comer verdura todos los días. No sólo obtendrás los beneficios que aportan a tu salud las vitaminas, minerales y resto de nutrientes que ingieres sino que estás realizando lo que te habías marcado (comer verdura todos los días) y ese subidón moral diario, te da energía para realizar cualquier otra cosa que te propongas (ojo, marcate metas realistas).
Total, que para generar hábitos hace falta fuerza de voluntad, pero esta, lamentablemente es limitada así que nos puede ayudar el siguiente esquema:
Tenemos que tener el deseo de cambiar algo, estar motivados para realizar ese cambio. Por ejemplo «quiero dejar de tener dolores en la espalda».
Debemos saber porqué queremos realizar ese cambio. En el ejemplo anterior «queremos que nos deje de doler la espalda porque así podré realizar mis actividades de ocio más plenamente sin tener que abandonar a la mitad».
Y necesitamos actuar de manera eficiente para conseguir nuestro objetivo. Siguiendo el mismo ejemplo «realizar una serie de ejercicios que ayuden a aliviar y mitigar los dolores de espalda».
Uniendo estos tres puntos, es decir, sabiendo qué es lo que queremos, para qué lo queremos y cómo realizarlo, no necesitamos más que practicarlo durante un tiempo para automatizar esa acción y que se convierta en hábito.
Cuéntame ¿qué hábito vas a cambiar ahora?…..Tu puedes